Qué son los sistemas de gestión del fraude alimentario y cómo se integran con los sistemas y certificaciones de seguridad alimentaria de la empresa.
La seguridad alimentaria es una preocupación continua y central para consumidores, empresas y reguladores por igual. Y uno de los desafíos clave en este campo es el fraude alimentario, que incluye prácticas engañosas que van desde la adulteración de productos hasta la falsificación de etiquetas.
En este artículo, exploraremos en detalle qué son los sistemas de gestión del fraude alimentario, los distintos tipos de fraude que pueden afectar a la industria alimentaria, y cómo se integran con nuestro sistema de seguridad alimentaria y con las certificaciones IFS y BRC que tenga nuestra industria.
Contenido
¿Qué son los Sistemas de Gestión del Fraude Alimentario?
Nacen como herramientas para mantener la integridad de la cadena de suministro y proteger tanto a los consumidores como a las marcas. Estos sistemas se estructuran en un conjunto organizado de procesos, estrategias y medidas que tienen como objetivo prevenir, detectar y mitigar los diversos tipos de fraude que pueden ocurrir en la industria alimentaria.
La importancia de estos sistemas se centra en su capacidad para evitar los riesgos asociados con el fraude alimentario, que van desde problemas de salud pública hasta daños irreparables a la reputación de la empresa.
Los sistemas de gestión del fraude alimentario complementan los sistemas de seguridad alimentaria ya existentes, enfocándose específicamente en detectar las prácticas maliciosas y engañosas que pueden comprometer la calidad y autenticidad de los alimentos que se producen, de diferentes formas:
- Identificación de vulnerabilidades potenciales a lo largo de la cadena de suministro.
- autenticación de ingredientes.
- diseño e implementación de medidas preventivas sólidas: fortalecimiento del sistema de trazabilidad, implementación de auditorías internas periódicas, etc.
- aumentan la confianza del consumidor en la marca al garantizar la autenticidad y calidad de los productos fabricados.
Además, al integrarse con otras normativas y estándares de calidad, estos sistemas contribuyen a una cultura de seguridad alimentaria integral y a una gestión de riesgos mucho más efectiva.
Tipos de fraude alimentario
Nos centramos en las tres prácticas de fraude alimentario más detectadas en la industria alimentaria:
A. Adulteración de Productos
La adulteración de productos implica la alteración o mezcla de ingredientes originales con sustancias de menor calidad o incluso dañinas. Puede afectar a una amplia gama de productos alimentarios, desde alimentos básicos hasta productos de lujo.
La adulteración puede realizarse de diferentes formas:
- la dilución de ingredientes valiosos, como mezclar aceite de oliva con aceites más baratos, o
- añadir sustancias nocivas o no declaradas para mejorar la apariencia o textura.
Las motivaciones detrás de la adulteración son principalmente económicas, ya que buscan maximizar sus márgenes de beneficio a expensas de la calidad y la seguridad del producto.
Los productos más susceptibles a adulteración son especias, aceites, miel, vinos y mariscos, ya que debido a la complejidad de sus ingredientes o procesos de producción exigen análisis específicos para su detección.
La adulteración puede tener consecuencias graves para la salud pública, ya que los ingredientes inapropiados o contaminados pueden causar enfermedades graves, alergias o efectos adversos inesperados. Además, para la empresa y su marca, detectar una adulteración puede causar daños irreparables a su reputación y provocar pérdidas financieras significativas en disminución de ventas y en retirada de productos en los puntos de venta.
La prevención de la adulteración de productos es esencial para garantizar la integridad de la cadena de suministro y la confianza del consumidor. En CONSAEM, ayudamos a la industria a definir y poner en marcha medidas preventivas y sistemas de gestión del fraude para proteger la calidad y autenticidad de sus productos alimentarios.
B. Falsificación de Etiquetas
La falsificación de etiquetas es una táctica de fraude alimentario que aplica al etiquetado de los productos alimenticios y certificaciones falsas de seguridad alimentaria. Esta práctica engañosa busca simular que los productos cumplen con ciertos estándares o certificaciones, cuando en realidad no lo hacen.
En la falsificación de etiquetado se puede incluir información engañosa sobre ingredientes, certificaciones de calidad/seguridad alimentaria, declaraciones nutricionales, origen y fechas de envasado. Además, pueden colocar sellos o marcas falsas en el envase con el fin de confundir a los consumidores y hacerles creer que están comprando productos auténticos y seguros.
Los productos con más índice de falsificación son los productos ecológicos, alimentos gourmet, como el caviar, ibéricos, conservas de marisco,.. y productos con certificaciones específicas, como DOP, comercio justo, etc. También los productos importados de terceros países que exigen un etiquetado ajustado a la normativa europea.
La falsificación del etiquetado puede tener consecuencias graves para la salud del consumidor, especialmente cuando se etiquetan como libres de alérgenos. Además, del impacto en la reputación y confianza en las marcas y en toda la industria alimentaria.
En CONSAEM, te ayudamos a elaborar el etiquetado legal de tus productos alimentarios fabricados o importados, asegurándonos de que cumplen con toda la normativa vigente. ¡Consúltanos!
C. Sustitución de Ingredientes
La sustitución de ingredientes es otra práctica fraudulenta, que reemplaza ingredientes clave en un producto por otros de menor calidad o diferentes, sin informar adecuadamente a los consumidores en el etiquetado del producto.
Los infractores pueden cambiar ingredientes caros o escasos por alternativas más baratas o más fácilmente disponibles.
La sustitución de ingredientes puede tener un impacto negativo en la calidad del producto final. Los ingredientes de menor calidad pueden afectar al sabor, la textura y el valor nutricional de los alimentos. Además, cuando los ingredientes sustitutos no se declaran adecuadamente en el etiquetado, se puede poner en riesgo la salud de las personas con alergias alimentarias u otras restricciones dietéticas.
Los productos con más riesgo de fraude son:
- Aceite de oliva: la sustitución de aceite de oliva virgen por aceite de oliva de menor calidad o incluso aceite vegetal, es un ejemplo común. Esto permite reducir sus costes y aumentar sus ganancias a expensas de la calidad del producto.
- Determinadas especies de pescado o marisco, que se sustituyen por variedades más baratas y de menor calidad en productos como sushi, elaborados, conservas, etc.
- Miel que se mezcla con siropes de azúcar y otros sucedáneos más baratos de la miel para abaratar los costes de producción y competir por precio.
Relación entre los sistemas de gestión del fraude y los sistemas de seguridad alimentaria
La estrecha relación entre los sistemas de gestión del fraude y los sistemas de seguridad alimentaria es esencial para salvaguardar la confiabilidad y autenticidad de los alimentos. Mientras los sistemas de seguridad alimentaria, como APPCC (Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control) se centran en la gestión de riesgos microbiológicos, químicos, físicos y operacionales, los sistemas de gestión del fraude se dedican a prevenir y detectar prácticas fraudulentas que puedan afectar la calidad y autenticidad de los productos que se venden.
La simbiosis entre estos sistemas garantiza una gestión global de la seguridad alimentaria. Ya que mientras los sistemas de seguridad alimentaria reducen los riesgos potenciales de contaminación y aseguran la inocuidad, los sistemas de gestión del fraude se concentran en evitar la adulteración y la falsificación de productos. Juntos, estos sistemas fortalecen la cadena de suministro, protegiendo a los consumidores y generando confianza en la industria alimentaria.
Además, las certificaciones más ampliamente implantadas en la industria alimentaria como IFS Food y BRC Food, incorporan entre sus requisitos el desarrollo y gestión de un Plan de Fraude Alimentario para asegurar la calidad, autenticidad y seguridad alimentaria de los productos suministrados por la industria en todas sus etapas, incluyendo la auditoría a proveedores de materias primas, la fabricación externa o la distribución.